2- Un rayo de luz

Mystic Fall's, 22 de agosto de 1900

Querido diario,
Hacía días que no escribia, más bien hubiese escrito mil palabras mal sonantes y quizás hubiese terminado por destrozar el diario. Pero hoy algó cambió en mí, después de unos días horribles, una luz ha aparecido en mi vida.
Mi padre se estaba volviendo loco, apenas dormía y se pasaba el día hablando de demonios.
Stefan estaba aterrorizado y a decir verdad, yo también.
-Damon papá tiene razón.
-¿Pero qué dices Stefan? Los demonios no existen.
-Pero mamá tenía una marca en el cuello y ni una gota de sangre en su cuerpo. ¿Cómo explicas tú eso?
-Un animal Stefan, no sé. ¿Tú que crees?
-Un vampiro Damon, eso cree nuestro padre.
Me reí de mi hermano, que idiota. Eso eran cuentos para asustar a los niños. Jugamos con una pelota y pasamos un buen rato. Enseñé a Stefan a conquistar una mujer. Y nos fuimos a comer. Comimos solos para no variar. Nuestro padre estaba demasiado entretenido con los supuestos vampiros y no tenía tiempo para sus hijos.
Después de comer alguien llegó en un carruaje. Salimos a recibirlo. Bajó una joven morena, de piel oscura. Detrás bajó otra joven.
Era preciosa, su sonrisa iluminó el cielo y sus cabellos ondeaban suavemente con el aire. Se acercó con un caminar grácil hacia nosotros. Mi padre tomó su mano.
-Bienvenida señorita.
-Katherine.
-Soy Joseph Salvatore y ellos mis hijos Damon y Stefan.
Nos miró detenidamente y sonrió. El corazón me comenzó a temblar. Debía de parecer un auténtico estúpido con esa sonrisa que acababa de asomarse en mis labios.
-Encantada.
Nos ofreció la mano, primero a Stefan y después a mí. Como un buen cavallero la besé.
-Ella es Emily, mi donzella.
La belleza de Katherine era sobrenatural, nunca había visto una belleza así.
-Queremos pasar una temporadita aquí. ¿Podemos quedarnos en su casa señor Salvatore?
Observó los ojos de mi padre que asintió.
-Está es vuestra casa. Mis hijos te ayudarán en lo que necesites.
Se fue y nos dejó solos allí. Stefan y yo fuimos por sus maletas y la acomodamos en la habitación de invitados.
-Stefan acompáñame.
Los dos salieron al jardín y yo me quedé con Emily.
-¿Así que pasareis una temporada aquí en Mystic Fall's?
-Si Damon ¿no? -asentí. -Katherine es muy caprichosa y le ha gustado este pueblo.
Sonreí. A partir de ahora le gustaría más.
Cenamos todos esa noche, Katherine no provó vocado. Nos comentó que tenía que acostumbrarse a esa comida. Debía de ser cosas de mujeres. Al terminar me susurró en el oido que la acompañase a ver las estrellas. Con placer lo hice.
Fuimos al patio y le mostré las constelaciones. Me cogió del brazo y me miró a los ojos. Acarició mi cara.
-Hueles tan bien. -susurró en mi oido.
No podía recordar nada más de esa noche. Había sido perfecta. Su cercanía, sus ojos...
Mañana iba a acompañarla a conocer el pueblo. Que gran suerte la mía.

Damon Salvatore