Capítulo 2:Salvado por un angel

Estuve deambulando por las calles buscando una nueva forma de divertirme. Al fin decidi acercarme al puerto, iba saltando de tejado en tejado sintiendo la brisa marina rozando la piel de mi cara, era una sensacion increible, de autentica libertad. Senti una punzada clavandose en mi corazon y cai en un callejon oscuro. Levante la vista para enfrentar mi atacante.
-Damon Salvatore, encantado de volver a verte. -Un hombre de apariencia joven con el cabello rubio despeinado me miraba con ojos enfurecidos.
-¿Quien eres? -dije torpemente.
-Tu peor pesadilla. Recuerda 1923, Barcelona, una hermosa chica de cabello rubio y ojos azules. ¡La mataste! Y ahora yo te matare a ti.
-No recuedo nada. -le grite.
-Ahora vas a recordar cuando mueras lentamente.
Me clavo una aguja en el brazo. Verbena, me dejo medio inconsciente. No podia apenas mover el cuerpo.
-Maldito vas a pagarmelo muy caro. -apenas se oia mi voz.
El desgraciado se puso a reirse a carcajada pura. Infeliz si no lograba morir, iba a pagarmelo muy caro. Me ato las manos y los pies con una cuerda que parecia hierro, normalmente podria escapar con facilidad pero la verbena me impedia moverme. Me tiro en la esquina del callejon y me rocio de combustible, hizo un camino de combustible por todo el callejon y al fin encendio un mechero.
-Hasta nunca Salvatore.
Dejo caer el mechero encendido al final del callejon y desaparcio como alma que lleva el diablo. Intente concentrar todas las fuerzas para desatarme pero la dosis de verbena era muy alta. Cerre los ojos desesperado, no podia morir, no iba a morir.
-Dios mio ¿que es esto? -una voz delicada me volvio a la realidad. Abri los ojos y vi entre el humo una silueta pequeña que se sacaba el abrigo y empezaba a golpear las llamas con desesperacion. Sentia su corazon golpear violentamente contra su pecho, sus brazos se movian de una forma ritmica sin dejar de golpear las llamas. Al fin las llamas cesaron y entre las nuves de polvo pude ver como se acercaba a mi.
-¿Estas bien? -su voz denotaba la preocupacion que sentia.
-Tranquilo voy a sacarte de aqui. -Se acerco hasta que pude verla claramente. Cuando sus ojos se clavaron en los mios su corazon se acompaso ritmicamente mas tranquilo. Era preciosa, sus ojos con forma de almedra y de color avellana no dejaban de observarme de arriba a abajo. Senti como me dolian las encias por culpa de mis colmillos. Aprete fuertemene la boca. Su mano se poso en mi frente apartando mis cabellos, senti una descarga electrica con el contacto de sus dedos.
-Dios mio, ¿estas bien?
Se encontaba tan cerca que su aliento se introdujo en mi boca provocandome unas enormes ganas de poseerla. Me ayudo a levantarme, era pequeña pero firme y con una gran fuerza.
-Vamos a mi casa, vivo cerca de aqui.
Sin protestar me deje arrastrar por aquella desconocida que me habia salvado. Llegamos a un bloque antiguo y abrio la puerta de abajo. Subimos al primer piso y se paro delante de la puerta.
-Vamos a dentro.
Pobre chica, no sabia que habia ayudado al diablo en persona. Me ayudo a sentarme en un sillon. Mientrastanto busco en la cocina un vaso de agua y me lo ofrecio. Mientras bebia el agua la observe detenidamente mientras se quitaba un jersey y se quedaba con una camiseta de manga corta. Era perfecta, su cuerpo estaba delicadamente esculpido, cada curva de su cuerpo era exacta. Laa piel fina tenia un toque bronceado y el cabello como el chocolate le caia hasta la cintura con unas ondas desordenadas. Se agarro el cabello en una cola alta y se acerco a mi.
-¿Estas bien? Te ves cansado, tienes unas ojeras... -Antes de dejarla terminar la frase me tape los ojos con la mano.
-Perdon, no te tapes. Tan solo necesitas descansar. Estirate en mi cama mientras te recuperas.
Señalo la habitacion que estaba pegada al comedor. Era un pequeño estudio. Fui sin pensarlo, necesitaba descansar y esa chica me transmitia paz.

Los rayos del sol se introducian e la ventana cuando abri los ojos. Estaba un poco desconcertado pero recorde todo lo que habia pasado esa noche. El tipo ese me las iba a pagar.
Fui a la sala y la vi ahi tumbada en el pequeño sillon, aovillada cmo un bebe. Se me escapo una sonrisa, a eso se le llamaba ternura, creia. Parecia un angel durmiendo enroscada en si misma. Cogi una manta de la habitacion y la tape. Ya me sentia mejor, aun estaba un poco dbil por la verbena. Me atrevi a acariciarle el rostro de facciones delicadas, parecia una muñeca de cristal en las manos de un niño. Su piel era suave. Aparte mi mano, no podia hacerle daño, me habia salvado, al menos le debia eso.
Abrio los ojos parpadeando y se levanto raapidamene del sofa chocando con mi cuerpo. Tuve que sujetarla para que no caiera hacia atras. Estaba tan cerca que solo tenia que abrir la boca y provar su exquisita sagre.
Se aparto rapidamete de mi con un movimiento agil.
-Perdon, me he asustado. ¿Estas mejor? -era demasiado segura. ¿Sus instintos no la avisaban de que estaba en peligro?
-Tengo que irme. -le dije dandole la espalda. Sabia que si seguia mirandola de sa forma acabaria haciendole daño.
-Esta bien. Me llamo Anais, ya sabes donde vivo si necesitas algo. -Sus palabras me conmocionaron, estaba abriendome la puerta sin temer a que la lastimara, era muy ingenua.
-Damon Salvatore, gracias. -le conteste sin girarme y saliendo lo mas rapido que pude de aquella casa.