Gracias a L.J Smith por crear a nuestro vampiro más sexy y rebelde...

Capítulo 7:Coincidencias



¡Qué hacía allí el estúpido de Stefan! Mi paciencia se había agotado por completo y siempre se repetía la historia, ellas confiaban en él.
-No iba a hacerle daño. -le confesé cabreado.
-Siempre dices lo mismo. ¿No te cansas de abusar de las indefensas muchachas? -me acusó esta vez equivocado.
-Hermanito no te metas conmigo.
Al escuchar mis palabras Anaís se separó de Stefan, no dejaba de mirarnos sorprendida.
-¿Sóis hermanos?-su susurró fue inaudible para cualquier oido humano pero no para nosotros.
-Tranquilizate, yo no soy como él. Confía en mí. -se apresuró a decirle Stefan antes que quedara en estado de shock.
-Confío en ti.
Me helaba la sangre como podía confiar tan rápidamente en él y a mi ni siquiera quería escucharme.
-Vete a tu casa. -Sin pensarlo se fue. No. Me arrojé al cuello de Stefan. Chocó violentamente contra el suelo, quería descargar toda mi rabia en él. Siempre tenía que estropearlo todo.
-Sigo siendo más fuerte Stefan. ¿No entiendes que no quería hacerle daño?
Solté su cuello y me escapé nuevamente.

Deambulé toda la noche. Cuando me cansé fui a su casa y me colé por la ventana. Dormía aovillada, no paraba de moverse. Estaba soñando y por lo que mis ojos apreciaban no era nada bueno. Usé por primera vez con ella mis poderes para que se relajara. Me colé en su mente y intenté convencerla que no iba a lastimarla. Cuando al fin se calmó me senté en el sillón esperando que despertara. Cerré los ojos concentrandome en el ritmo de su respiración. Finalmente me dormí.

Estaba en la playa, era de noche y las olas formaban una acompasada melodía. ´Miré hacia atrás cuando sentí unas pisadas. Ahí estaba mi ángel, descalza, con un vestido blanco que le llegaba a media rodilla, se ceñía a sus curvas. El cabello lo tenía suelto y revoloteaba con la fina brisa que llegaba del mar. Sus grandes ojos me observaban sin temor y sus labios formaban una sincera sonrisa. Le devolví la sonrisa y alargué las manos para poder tocarla. Me tendió una de sus manos. Cuando al fin rocé su fina piel, un escalofrío me invadió. Se acercó más a mí hasta enroscarse en mi cintura. Respiré su aroma profundamente y acaricié su cabello con mi cara. Levantó la cara para verme los ojos y de puntillas se acercó más a mí. Mis labios rozaron los suyos suavemente. Sin poder ocultar más mi deseo la besé apasionadamente y con desesperación. Me había contenido demasiado y ya no podía más. Acaricié sus hombros y descendí por su espalda. Su piel temblaba bajo mi contacto y la sensación de satisfacción me invadía. Sus manos se movieron inquietas por encima de mi chaqueta, al fin me liberó de ella e introdujo sus manos por debajo de mi jersey, acariciando mi abdomen. Momentáneamente separé nuestras bocas para besar su mandíbula hasta llegar a su cuello. Lamí mis labios al rozar su piel. Inconcientemente clavé mis colmillos en su cuello, ella agarró fuerte mi pelo. Succioné despacio intentando hacerle el mínimo daño posible. Su respiración se aceleró por el placer que ambos compartíamos. Quería proporcionarle lo que nunca había provado. El intercambio de sangre, un lazo tan fuerte como el mismo acto sexual.
-Damon. -susurró mi nombre.
El sabor de su sangre era delicioso y su reacción me volvió completamente loco. Su sangre caliente bañaba mi boca, pero de repente no sentí sus brazos alrededor de mi cuello. Me obligué a separarme y vi como había cometido mi peor error. Su cuerpo inmóvil cayó entre mis brazos. La sujeté fuertemente, pero no reaccionaba. Había bebido demasiada sangre. La había matado.


Abrí los ojos de sopetón, estaba bañado en sudor. Era todo una pesadilla, ella se removió en su cama y suspiró. Se despertó poco a poco y buscó por toda la habitación sonriente. Levanté las cejas, quien entendía a las mujeres. Se recostó un poco y al fin me vio. Dio un respingo y se escondió debajo de las sábanas. Me acerqué para ver que pasaba.
-No tengas miedo, por favor.
Se apartó un poco la sábana de la cara y pude ver sus ojos extraños, pero no era de miedo. Sus mejillas concentraban una gran cantidad de sangre y estaban sonrosadas. Sonreí para mis adentros.
-¿Qué haces aquí? -me preguntó ahora más tranquila.
-Quería contarte toda la verdad.
-Esta bien, comienza. -Dió pequeños golpecitos en el colchón para que me sentara a su lado. Era extraño, hacía apenas una horas me temía y ahora me invitaba a sentarme en su cama.
-Verás si soy un vampiro y Stefan es mi hermano, pero de verdad no quiero hacerte daño. Pero a veces no puedo soportar la tentación de provar tu sangre. Pero no voy a hacerlo. -me sinceré.
-¿Por qué? -preguntó confundida.
-Porqué no podría hacerte daño, no me lo perdonaría. Realmente jamás me ha importado nada, pero tú te mereces ser feliz. Sólo he venido a despedirme de tí.
-¿Te vas?- asentí con la cabeza. -No voy a volver a verte... -susurró con la mirada perdida.
-Es lo mejor para que estés a salvo. No puedo permitirme que pase lo que he soñado.
-¿Qué has soñado? -me preguntó curiosa.
-Que te mataba. -le confesé con la cabeza baja.
-Si esa era la muerte, no me importaría morir en tus manos. -la miré al escuchar sus palabras. Estaba sonrojada. No entendía como era posible que también soñase lo mismo que yo.
Me levanté nervioso de la cama, ella hizo lo mismo. Caminé por la habitación intentando entender como era posible, ella me miraba confundida. Me encaminé hacia la puerta y me cogió de la mano.
-No te vayas, aún no.
Volteé a verla a los ojos que me observaban de par en par. Me llevó hasta su cama de nuevo y comenzó a preguntarme sobre los vampiros. Le contesté sin ocultarle nada. Le expliqué como me había transformado y mi vida des de entonces.
-¿Y el sol no os quema?- sonreí.
-Sí que lo hace pero Stefan y yo tenemos este anillo.
Me miró sorprendida, por un momento parecía una niña curiosa.
-Necesitas descansar, demasiada información para asimilarla en un día.
-Pero no quiero dormir. Tus ojos...
Antes que terminara la frase di media vuelta y me tapé la cara. Me apartó las manos de mi rostro y sonrió.
-No te escondas. Asustas un poco pero puedo acostumbrarme. -le sonreí sin darme cuenta. -Y yo que creía que eras un mafioso.
-Ya te dije yo, algo mucho peor.
-Pero no fue tu culpa Damon.
-No pero fui consciente de ello en todo momento.
-Siempre se hacen estupideces por amor. Yo también las hubiera hecho. -me acarició la megilla suavemente. Y bostezó.
-A dormir señorita. -le dije seriamente.
-¿O si no qué? -me desafió. Me puse tenso y ella lo entendió. -De acuerdo, pero ven.
Me tumbó en la cama y se recostó a mi lado. Finalmente el cansancio pudo con su cuerpo y se durmió. Se dió media vuelta y me abrazó inconscientemente. Cogí aire y al fin me dormí.
Volví a tener el mismo sueño. Desperté de golpe y la aparté. Me fuí de su casa. Stefan, pensé.

4 comentarios:

  1. Lei tu historia y me gusto mucho. Sigue

    ResponderEliminar
  2. hay luna!!! dios... que no se vaya pliss... no quiero que damon se vaya =( pliss jajaj... ya quiero el proximo capi, yo tambien me habria molestado con stephan por eso de que siempre todas confiaban en el jajja... pero es entendible =) bueno chika, bestes y nos leemos pronto =)

    ResponderEliminar
  3. Pobre Damon, esta muy solo, se a enamorado de verdad, espero que este amor tenga una oportunidad.

    Besos

    ResponderEliminar
  4. sabes? nunca me a gustado Stefan... siempre me a parecido que Damon es mejor ;D... jajaja a una siempre le gusta lo malo ajajjaja... pobre damon que esta tan solito :'(

    ResponderEliminar